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Lección de ritmo en una magnífica adaptación

Por | 14 marzo 2006 | Comentar


Es digno de elogio el respeto con que adapta sus clásicos literarios el cine británico. Quizá no siempre lo hagan con éxito, pero cuando lo logran, el resultado es de fábula. O como sería preceptivo en este caso, de película. Orgullo y prejuicio, la novela más conocida de la escritora británica Jane Austen (1775-1817), ha sido una de las más adaptadas, tanto en el formato cinematográfico como en el televisivo. También Sentido y sensibilidad, otra de sus obras de referencia (Ang Lee fue el último en adaptarla en 1995). La primera vez que se llevó al cine Orgullo y Prejuicio fue en 1940, en un filme protagonizado por Laurence Olivier y Green Garson y con un guión firmado por Aldous Huxley y Jane Murfin. Hay más adapataciones, alguna incluso hace una traslación a nuestro tiempo, y en el formato televisivo hay también otras cuantas: de las más conocidas, una de 1980, y otra de 1995, la más aclamada y con un reparto encabezado por Colin Firth, quien se dio a conocer tras ella, y Jennifer Ehle.


Dirección: Joe Wright.
País: Reino Unido.
Año: 2005.
Duración: 127 min.
Género: Drama romántico.
Interpretación: Keira Knightley (Elizabeth Bennet), Matthew Macfadyen (Sr. Darcy), Brenda Blethyn (Sra. Bennet), Donald Sutherland (Sr. Bennet), Tom Hollander (Sr. Collins), Rosamund Pike (Jane Bennet), Jena Malone (Lydia Bennet), Judi Dench (Lady Catherine de Bourg), Carey Mulligan (Kitty Bennet), Talulah Riley (Mary Bennet).
Guión: Deborah Moggach; basado en la novela de Jane Austen.
Producción: Tim Bevan, Eric Fellner y Paul Webster.
Música: Dario Marianelli.
Fotografía: Roman Osin.
Montaje: Paul Tothill.
Diseño de producción: Sarah Greenwood.
Vestuario: Jacqueline Durran.
Estreno en España: 10 Febrero 2006.
Web: www.prideandprejudicemovie.net

Esta adaptación de Orgullo y Prejuicio está admirablemente rodada y su guión, del que se percibe un notable esfuerzo condensador (la película clava las dos horas), ha construido un relato inteligente y entretenido. Pese a la apariencia de típica comedia romántica que parecen dar los trailers, reforzada por el hecho de que en ellos se aluda a los productores de El diario de Bridget Jones y Love Actually como responsables de esta cinta, los momentos cómicos no abundan tanto en ella y se circunscriben a las histéricas apariciones de la madre de las hermanas Bennet, la Sra. Bennet, admirablemente encarnada por Brenda Blethyn. Su obsesión por enmaridar a su extensa prole de hijas le hace bordear el más absoluto ridículo en más de una ocasión. Pero lo más sustancioso del filme es la precisa descripción que hace de sus múltiples personajes, pese a su contenido metraje, para abordar un crucial asunto en aquella época (s.XVIII): el matrimonio y los convencionalismos sociales aparejados al mismo. Así, cada uno de los integrantes de la familia Bennet tiene un particular punto de vista perfectamente reflejado en la historia. Desde la protagonista, Elizabeth Bennet (fantástica Keira Knightley), a quien no le convence la idea de aceptar la primera propuesta que tenga para asegurar cuanto antes su porvenir y el de los suyos, pasando por el de la madre, cuya postura es esecialmente pragmática: en cuanta haya ocasión, al altar, o el del padre (un gran Donald Sutherland), que parece pasar del tema pero, en última instancia, sólo desea la felicidad de sus hijas. La película, además de adentrarse en los hábitos sociales de emparejamiento, esencialmente mercantilistas y clasistas bajo nuestra óptica actual, establece un duelo de atracción y rechazo entre sus dos protagonista, la citada Elizabeth Bennet y el potentado Sr. Darcy (correcto Matthew Macfadyen). El orgullo a veces, y los prejuicios otras, irán tensionando el tira y afloja mantenido por ambos durante todo el relato.

Por último, me han gustado varios aspectos técnicos del trabajo del joven director Joe Wright, curtido, sobre todo, en mini-series para la tele. Además de la fotografía o la fiel recreación de la época a través de los decorados y el vestuario, me gustó especialmente el uso que hace de varios largos planos secuencia para rodar escenas de un metraje considerable. El más destacado, el que arranca en el baile y concluye con el personaje de Elizabeth Bennet tras salir del mismo. Un buen manejo de la steadycam para construir escenas también empleado, y con igual eficacia, al comienzo del filme.

Os recomiendo esta nueva versión de Orgullo y Prejuicio. Lo pasaréis bien. Garantizado.